Señor Dios, rey de los cielos y tierra, dirige y santifica en este día nuestros cuerpos y nuestros corazones, nuestros sentidos, palabra y acciones, según tu ley y tus mandatos; para que, con tu auxilio, podamos ofrecerte hoy en todas nuestras actividades un sacrificio de alabanza grato a tus ojos. Por nuestro señor Jesucristo tu Hijo, quién contigo vive y reina en unidad con el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos.
AMEN
jueves, 23 de abril de 2009
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